Los raramuris consideran que el ser humano se compone de
un cuerpo y de una o más almas. El cuerpo está constituido por sapá (partes
carnosas o músculos), ochí (huesos) y lá (sangre), animados por una o más
almas. Las enfermedades más serias son aquellas que pueden causar la pérdida
definitiva de las almas y que suelen ser provocadas por algún hechicero o por
la ingestión de las plantas jícuri o bakánowi.
Los trastornos comunes son tratados a nivel doméstico, en
tanto que las enfermedades más serias requieren de la atención de un
especialista. Entre estos últimos encontramos al sipáame o raspador, quien cura
por medio de la raspa del jícuri y el bakánow; el owirúame que cura por
succión; el onéame que sana a través de los sueños; y el wanáame quien también
succiona el mal.
El médico rarámuri es respetado e incluso temido ya que
puede utilizar su poder para hacer daño o para curar. Establece una relación de
reciprocidad con sus pacientes; él debe cuidar de la salud de éstos, a cambio
de lo cual obtendrá prestigio y obsequios materiales, ya sea dinero, alimentos
o animales.
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